Cantinas de pared: la tendencia del momento
- blogbancompara
- 2021-11-01
El cambio de paradigma de las generaciones del nuevo milenio ha venido transformando hábitos y costumbres, hasta ahora muy arraigadas, y modelando un nuevo status quo en las sociedades. Los “jóvenes” ya no tienen 30 sino 20, el éxito ya no está en tener sino en experimentar, y tener familia e hijos ya no es el ideal mas extendido, sino viajar y conocer.
Te decimos lo que debes tener en cuenta.
¿Buscas algunas ideas para empezar con tu bar? Explora éste tablero que preparamos para ti. Y si no has de estar en casa, no necesitas una casa muy grande. Casa ya no es necesariamente un espacio completamente privado con cerca y garaje; por todas las ciudades en el mundo, viviendas unifamiliares (sobre todo esas grandes residencias grandes de antaño con múltiples habitaciones, jardín y cochera), son demolidas por doquier para dar paso a edificios de apartamentos multifamiliares con espacios personales limitados y múltiples facilidades y amenidades compartidas, que albergan cada vez más familias pequeñas que en su mayoría se componen de una pareja, más comúnmente sin hijos que con ellos, y si acaso, tal vez, un perro; que comparten un mismo estilo de vida y se reúnen con frecuencia, alternando de un departamento a otro y continuando la misma tertulia sin fin. Éste nuevo espíritu libertario deja atrás esos maniqueísmos rancios de los modales de los abuelos, papás y “rucos” sobre amenizar y entretener a los invitados y asume como compromiso exclusivamente el de facilitar el espacio para compartir: “yo pongo la casa” ha dejado de implicar “yo invito la fiesta”. La figura del anfitrión, que se entendía como responsable absoluto de la velada, se libera de compromisos y se entiende exclusivamente obligado a abrir la puerta al primero (tal vez los primeros) de los invitados, y facilitar vasos, platos, tal vez cubiertos y un grado aceptable de orden y limpieza en el inmueble. Vamos, que ya no se espera que atiendas la puerta vestido en bata de Hugh Hefner y copa de coñac en la mano, ni que la abras a un banquete con servicio y 3 tiempos de comida recién preparada con bebidas incluidas, cómo se estilaba en el pasado. En éstos días, si pones la casa es prácticamente suficiente. El resto se organizará en el proverbial modelo “de traje”, es decir, que cada persona que asista habrá de traer a la reunión lo que quiera comer, beber y compartir con los demás. Aún así, con todo y este comunismo informal, persisten algunas ideas básicas sobre el mínimo decoro (sin zapatos y sin camiseta no hay servicio) y persisten todavía algunos conceptos básicos sobre lo esencial para ser un anfitrión que se precie de sí, empezando por tener, al menos en algún rincón, espacio para uno o dos licores y servicio (al menos vasos) para poder compartir. Y si bien los departamentos cada vez son mas pequeños, los grupos de amigos parecieran cada vez mas grandes, y eso nos trae a una paradoja existencial: “¿dónde ponemos el bar?”. En 45 mt2, una cantina está completamente fuera de discusión, y aún con 65, una barra con taburetes podría estorbar. La solución, cada vez mas extendida, es ingeniosa y a la vez funcional:Una barra de pared.
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Aprovechando un rincón desperdiciado o un muro desatendido, puedes transformar un pequeño espacio en el corazón de la velada, e incluso en todo un portento de sofisticación y en la bóveda de esos tesoros etílicos que coleccionas con avidez. El concepto es sencillo cómo su nombre: una serie de estanterías o repisas adosadas, empotradas, sujetas a, contiguas a, o colgando de la, pared; que permiten organizar, exhibir y tener a mano licores, mezcladores, vasos y utensilios propios de una buena barra digna de lucir. Y hacerlo con el mayor estilo posible, generalmente con el menor presupuesto disponible. Se dice fácil, ¿eh? Pero, claro, hay barras de barras. Si bien, propiamente un carrito de servicio podría solucionar, la idea detrás de una barra de pared está en aprovechar el espacio vertical para almacenar tanta variedad cómo dé el presupuesto, el gusto y el paladar. También permite aprovechar el menor espacio posible para la mayor capacidad posible (para los pragmáticos que estaban preguntándoselo). Una mesita cualquiera habrá de requerir el espacio de al menos 2 botellas de profundidad, mientras que una barra de pared bien se puede acomodar con el ancho de una, e incluso, incrustada, con la de ninguna.