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En defensa del millennial al que han convencido de que no puede comprar una casa

Young female businesswoman in the office

“Para el 2053, más personas de la generación Z que millennials tendrán una casa” Zillow

En promedio, la generación Millennial percibe un salario de $8,000 pesos mensuales” Inegi 2019.

Con estas estadísticas, ¿quién no se desanima? Los millennials hemos sido blanco de acusaciones y malentendidos durante toda nuestra vida adulta. Y parece que entre más nos hablan, más nos inclinamos a auto-cumplir las profecías; pero también nos rehusamos a que nos encasillen como si fuéramos conejos en una jaula solo por que la suerte nos hizo nacer entre el 81 y el 96. En 2016 el discurso de la tostada de aguacate levantó la indignación de toda la generación y de sus padres (con quienes fuimos a quejarnos, pues, una de las ventajas de ser millennial es que tienes mejor comunicación con tus padres que la generación anterior, por obvias razones). El columnista Australiano Bernard Salt, a la pregunta sobre si creía que muchos millennials jamás podrían permitirse comprar una casa, respondió, “Absolutamente, cuando gastas 40 al día en aguacate triturado y café, y no trabajando. Claro.” Salt se estaba refiriendo puntualmente al plato millennial por excelencia, la tostada de aguacate, por la que muchos pagan hasta decenas de dólares en Estados Unidos y en Europa, (no en México, gracias al cielo). Millones de millennials alrededor del mundo recibieron un duro golpe al ego con esta afirmación, pero la coyuntura impulsó un análisis que toda la generación merecía y que nadie había hecho hasta ese momento. Cuando mi papá tenía 35 años, tenía una casa propia, una que rentaba, media casa de fin de semana, un carro y tres hijos; había migrado a la capital del país por sus propios medios y había pagado su propia educación universitaria. No, no éramos millonarios, sin embargo; éramos clase media y había personas en situaciones económicas mil veces mejores que la nuestra, pero los niños no pensábamos en eso, ciertamente no mi hermana ni yo, que éramos felices perchadas en los árboles frutales del jardín (sí, era normal tener “jardín”) y si recibíamos una que otra Barbie en navidad. Cuando yo tenía 35 años, no tenía virtualmente nada. Había comprado mi primer coche a los 26 con un préstamo de mi papá y luego pagué mensualidades; viví con mis papás hasta que me casé con un Generación X y, cuando lo hice, tenía miles de dólares de deuda en tarjeta de crédito y préstamo estudiantil que había utilizado para hacer una especialización en el exterior (cuyos conocimientos nunca utilicé laboralmente, por cierto). Hagamos las cuentas. Mi papá compro un terreno y construyó nuestra casa en una bonita parte de la ciudad (en una zona segura cuya plusvalía estaba aumentando), y hacer esto le costó 5 veces su salario mensual completo de la época. Para hacerlo pidió un préstamo que pagó en dos años. Hoy, una casa equivalente a la de mis padres me costaría 9 años de trabajo entregando todo mi salario actual al mes, más los intereses, claro. Eso sería asumiendo que tuviera un trabajo estable durante 20 años, pero la seguridad laboral de un millennial ha sido afectada por grandes y profundos cambios en el sistema. Millones de millennials se encuentran trabajando en modalidades freelance, sin beneficios, seguridad ni prestaciones sociales, y los más viejos ya alcanzaron los 40.

 

"Hoy, una casa equivalente a la de mis padres me costaría 9 años de trabajo entregando todo mi salario actual al mes, más los intereses, claro. Eso sería asumiendo que tuviera un trabajo estable durante 20 años..."

 


Obviamente, los planes de matrimonio y maternidad se atrasaron, los millennials empiezan a tener hijos después de los 30 y, cuando los tienen, descubren que las mismas ventajas que les dieron sus padres ya no son suficientes. Lo que antes era un cuaderno y un lápiz, hoy es un iPad y un reloj inteligente; lo que antes era salir al parque, hoy es ida al cine y al museo (y no quiera Dios que se nos olviden las palomitas). Nadie quiere que sus hijos se retrasen frente a los demás. ¿Qué pasa? Que tratamos de navegar el presente con enseñanzas pensadas para un mundo que ya no existe. La acusación de Bernard Salt no pasó desapercibida en 2016. “El precio promedio de una residencia es de un millón de dólares australianos (770.000 dólares estadounidenses). Tendrías que ahorrar 200.000 dólares australianos (equivalente a unas 10.000 panes tostados con aguacate) para dar un enganche del 20% de un lugar no muy grande, ni muy bonito. Por esta razón, el brunch se ha vuelto el opio de las masas. No comemos brunch en lugar de comprar casas, lo hacemos porque no nos alcanza para comprar una.” Dijo La abogada australiana Brigid Delaney en su columna en The Guardian.

 

"¿Qué pasa? Que tratamos de navegar el presente con enseñanzas pensadas para un mundo que ya no existe."

 


No nos culpo (a los millennials) por haber pasado la mitad de la adultez completamente confundidos. Ahora, a 2019, hemos ayudado a mover la economía con nuestro poderoso micro consumo, pero ha llegado la hora de formar nuestras propias familias, nos asentaremos y compraremos una vivienda; sí lo íbamos a hacer, era solo cuestión de tiempo.  

Un millennial sí puede comprar una casa, y te vamos a decir cómo.

Aquí están los contras y cómo puedes superarlos.    Contra 1: La teoría del 30%. Dicen que el pago de una hipoteca no debe superar el 30% de tu salario… (inserte carcajada aquí). Si el sueldo promedio de un millennial es de 8000 pesos, eso serían tan solo 2,400 pesos al mes, que correspondería a una hipoteca a 20 años de una casa de 370,000 pesos. Eso en la CDMX sería mucho pedir, y una vivienda de este precio no tendría las mismas comodidades de las que gozaba una persona en las mismas condiciones en los 80´s (más o menos cuando los padres de los millennials compraron casa). Además, el millennial sabe que no puede ser tan inocente, pues las probabilidades de que conserve un trabajo durante 20 años son nulas. ¿Cómo lo superas? Bueno… hay que ahorrar. Pero no en tostadas de aguacate y café, sino a través de “big wins”, ganancias mucho más significativas que las que obtienes ahorrando centavos. .Vive con tus padres o con amigos: Sí, descubrimos que el agua moja… pero si es necesario que vivas un poco más con tus padres o con familiares o amigos para que esto te permita ahorrar para un enganche mucho mayor, hazlo así. Tus amigos no te harán bullying cuando los invites a tu House warming. .Incomódate un poco: No te comas el dulce. Si te dan un dulce apetitoso y te dicen que, si esperas 10 minutos para comerlo, recibirás otro, ¿esperarías? Allí está el punto: muchos millennials no, pues están de acuerdo con vivir en el ahora y aprovechar las oportunidades presentes: viajes, fiestas, indulgencias. Esto ha cambiado con el tiempo y con la llegada inminente de responsabilidades como los hijos o, incluso, de padres enfermos, que cambian todas las perspectivas. Hemos aprendido a esperar para obtener un bien mayor. Sabemos que vivir con roomates es una locura, pero los jóvenes alrededor del mundo lo han hecho así por décadas. Piensa en esa casa propia que quieres para ti y para tu familia y aguanta un poco más. Haz cuentas de lo que te costará la mensualidad de un auto, pues tal vez puedas ahorrar más ahora e incomodarte menos luego. Haz cuentas de lo que te cuesta un gimnasio, o la peluquería. Define tus prioridades y luego ahorra grandes cantidades. . Junta ingresos. Sí. Y no hablamos solamente de hacerlo con una pareja romántica, ahora los créditos hipotecarios se pueden pedir con amigos. En este rubro también entran las colaboraciones con los hermanos y hasta con los padres. Ya que estamos hablando de esto, es así como muchos millennials han podido permitirse la compra de una casa propia: por medio de la ayuda de sus padres. Si tu vida no está llena de drama, no veo por qué debas rechazar la generosa propuesta de ayuda de tu mamá o papá.  

   Contra 2: El compromiso de pagar una hipoteca

Para un millennial, puede parecer abrumador, pues la noción de mantener el trabajo es solo eso: una ilusión tan fantasiosa como las hadas y las sirenas. Como los trabajos ya no son los mismos, debes dejar de tratar de comprar una vivienda con los mismos métodos. ¿Cómo lo superas? Aprende sobre finanzas personales. De cualquier forma, eso no es problema, pues nunca había existido tal acervo de contenido acerca del manejo de las finanzas. Los millennials dejaron de escuchar el “estudia, trabaja duro, endéudate” y esto dio origen a nuevas y refrescantes teorías sobre la acumulación y manutención de la riqueza. Están, por lo general, bien informados acerca de lo que significa una inversión, de la importancia de no vivir de cheque en cheque y del concepto del ingreso pasivo. Aprende a manejar y a administrar el dinero que tienes, crea un fondo de emergencia y piérdele el miedo a los seguros. No regales dinero en intereses y comisiones abusivas. Hoy las opciones son infinitas y puedes comparar todos los productos financieros con anticipación.  

   Contra 3: La inestabilidad del ingreso

Continuando con el punto anterior, la inestabilidad del trabajo es algo innegable para esta generación. Pensar en una pensión ya es una idea irrisoria para muchos y es cada uno por su parte en cuanto a jubilaciones se refiere. ¿Cómo lo superas? El “gig economy” (chambitas aquí y allá, pero nada serio) ha dejado algo bueno para los millennials, y es la capacidad para adaptarse y producir nuevas ideas al segundo. Sí, somos “consentidos”, pero nuestra vida no ha sido fácil. Fuimos criados para un mundo y luego nos cambiaron las reglas. Un millennial sabe que puede ser despedido en cualquier momento, y la creatividad que esto ha generado es invaluable. El internet (y ahora la pandemia) nos ha dotado con movilidad absoluta y con un mundo más amplio en donde buscar oportunidades. Los millennials no nos conformamos con una sola cosa. La perspectiva de vivir infelices durante 20 años solo por pagar una casa no es algo aceptable. Digamos que el millennial tiene una visión integral de las cosas. Es así como no nos conformamos con solo tener una casa propia, buscamos la manera de balancear esto con otras áreas de nuestra vida.  

La casa ya llegará

En 2016, el año de la infame teoría de la tostada de aguacate, los millennials no se animaban aún a invertir en una casa (primero que todo, porque cualquier millennial sabe que una casa para vivir no es una inversión como tal, duh) y, segundo, porque no había llegado aún su tiempo. En 2019, el escenario ha cambiado, y mucho. “Según datos de la Comisión Nacional de Vivienda, al cierre del primer bimestre de 2018, aproximadamente tres de cada 10 créditos hipotecarios fueron otorgados a personas de entre 25 y 38 años, mejor conocidos como millennials” reportó Excelsior en 2018. Las estadísticas de Bancompara también han visto surgir a los millennials como prospectos fuertes para compra de casa.

 

Sigue la estrategia que te proponemos si tu intención es comprar tu primera casa propia

   1. Dedícate a ahorrar en grandes trozos.

No pagues renta o compártela, no compres vehículo, no viajes durante x años, no pagues intereses de tarjeta de crédito. Ponte una meta de ahorro mensual o anual. Dedica un gran porcentaje de tu salario a ahorrar para un enganche y con el resto tómate ese cafecito que te hace tan feliz. Invierte tus ahorros en inversiones seguras y de corto plazo que te impidan sacar tu dinero para cosas superfluas.

   2. Comparte el objetivo y acepta ayuda.

No es el momento de ponerse orgulloso. Muchos de nuestros padres también recibieron ayuda de los suyos. Acepta su ayuda para completar el dinero de un enganche o de una mensualidad. Si tienes pareja y sientes que ha llegado el momento, compartan el objetivo de comprar una vivienda. Entre dos personas es más fácil pagar y mantener un crédito hipotecario.

   3. Busca las preventas, las gangas y las oportunidades.

Mantente en la búsqueda de preventas. Investiga cuáles colonias tienen más posibilidad de aumentar su valor en el tiempo. Lee sobre bienes raíces. Es muy posible que hayas crecido con el concepto de que, en lo que fijes tu atención, llegará a ti: busca preventas y ventas en etapa de Friends & Family. Lo importante es que ya tengas el dinero de tu enganche y tu puntaje de crédito listos para la acción.

   4. Adopta otras corrientes.

En México no existe aún el concepto de la “starter house” ni del “fix and flip” La starter house consiste en que compres tu primera vivienda no con la idea de vivir allí para siempre, sino solo durante algunos años, mientras que tu ingreso crece y puedes comprar algo más. Es un concepto arriesgado para el millennial, que no está seguro de cómo estará la situación o de si realmente aumentará su ingreso, pero, si has sido cuidadoso con tus finanzas y tienes un buen sistema de soporte, es posible lograrlo. El concepto es mas o menos el siguiente: No tienes que iniciar por la casa de tus sueños; puedes conformarte con algo mas pequeño y luego utilizar esa primera propiedad para rentar. La idea del fix and flip es una que puede resultar emocionante para la creatividad de los millennials, que lo pueden tomar como un reto: consiste en comprar una propiedad con potencial, a muy bajo precio, para luego remodelarla y aumentar su valor. Es algo que ya hacen los europeos hace muchos años y que en Estados Unidos es hasta un estilo de vida. Considéralo.

   5. Cuando tengas suficiente dinero para el enganche...

Y un excelente sistema de apoyo y de prevención (como un fondo de emergencia por si pierdes tu empleo), puedes acudir a Bancompara para obtener el mejor crédito hipotecario del mercado. Como lo dicta el código millennial, no tendrás que pagar para obtener excelente asesoría financiera y nuestros asesores buscarán ahorrarte cientos de miles en intereses. Y, si tu idea es comprar vivienda como inversión, también podemos ayudarte.
  Estamos para ti en todas las etapas del camino, para que comprar vivienda no sea una misión imposible, sino un reto emocionante que quieras y puedas superar. Utiliza nuestras herramientas y únete al reto de comprar casa. Querido Millennial, Bancompara se hizo para nosotros.