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La gastronomía del Día de Muertos se debate entre las calaveritas de azúcar, los moles y, por supuesto, el Pan de Muerto, que solo se prepara en México.

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  Durante los meses de octubre y noviembre, el aire de México se viste de un dulce aroma, mezcla de azúcar, mantequilla, ralladura de naranja y flor de azahar. De acuerdo con un aparte del libro La muerte vista por el mexicano de hoy de Luis Alberto Vargas G.* “las panaderías adornan sus escaparates con pinturas coloridas y el tema de la muerte anunciando el ‘rico pan de muerto’. En ellos se muestran escenas de la vida diaria; todos los personajes están representados como esqueletos. Vargas también comenta que este tipo de pinturas que reflejan hechos de la actualidad que llaman la atención de los transeúntes, se han convertido una expresión gráfica popular digna de admirar.   El pan de muerto simbología

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De acuerdo con la Secretaría de Turismo SECTUR, estas son las cuatro características sobre la simbología del Pan de Muerto que tienes que saber antes de pegarle el primer mordisco.   1. La bola en el centro de la superficie representa un cráneo.

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  2. Su sabor a flor de azahar honra a los fallecidos.

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  3. Los cuatro huesos/canillas o lágrimas derramadas colocadas en forma de cruz, indican los cuatro rumbos del universo y los cuatro puntos cardinales dedicados a los dioses Quetzalcóatl, Xipetotec, Tláloc y Tezcatlipoca.

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4. La forma circular de la base del pan simboliza el ciclo de la vida y la muerte.

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Historia

Ahora que ya sabes un poco sobre los significados de cada elemento que conforma el Pan de Muerto, es importante que sepas que el origen de este pan se dio durante la Colonia, con influencia de algunos ritos prehispánicos. De acuerdo con la Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Universidad Veracruzana, en su artículo El altar de muertos: origen y significado en México, las culturas indígenas de nuestro país concebían a la muerte como una unidad dialéctica: el binomio vida-muerte. Esto significa que, para ellos, la muerte convivía en todas las manifestaciones socioculturales, y que su símbolo, la calavera, aparecía en cualquier pieza artística o arquitectónica. Asimismo, el hecho de que la invocaban en todo momento y que se representara en una sola figura, es lo que ha hecho que la celebración a la muerte siga viva con el paso del tiempo. Para comprender la historia del Pan de Muerto hay que trasladarnos a las épocas Prehispánica y Colonial, ya que la celebración del Día de Muertos es anterior a la llegada de los españoles. Mientras que para los habitantes prehispánicos el acto de morir era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán o inframundo (también llamado Xiomoayan), para los españoles el alma tenía una concepción unitaria, lo que les impidió entender que los indígenas atribuyeran a cada ser varias entidades y que cada una de ellas tuviera un destino diferente al momento de morir; incluso, los españoles designaron el Xiomoayan como el infierno. Una de las prácticas realizadas era conservar los cráneos de los enemigos como trofeos para luego mostrarlos en festivales que simbolizaban tanto la muerte como el renacimiento. Fue así como estas festividades se fueron convirtiendo en el Día de Muertos. De hecho, los entierros eran acompañados tanto por los objetos que habían sido utilizado por el muerto como por los que podía necesitar en su tránsito al inframundo. Esto justifica la presencia en la ofrenda, de elementos como agua, comida, bebidas alcohólicas y, por supuesto, Pan de Muerto. El artículo también menciona que, ya en la Conquista, el cristianismo infundió las creencias del terror a la muerte y al infierno, fusionando formas de ver la muerte tanto del Nuevo como del Viejo Mundo. Fue así como muchas creencias católicas tuvieron que ceder ante las costumbres y pensamientos arraigados de las culturas indígenas, como por ejemplo celebrar el Día de Muertos (que originariamente se celebraba durante todo el mes de agosto o noveno mes del calendario solar mexicano), en el Día de los Fieles Difuntos. “Dicha ceremonia era acompañada por flores, oraciones procesiones de restos de santos europeos, bendiciones en la iglesia, reliquias de pan de azúcar (antecesores a las calaveritas de dulce) y, por supuesto, el Pan de Muerto. La presencia del pan en las ofrendas, “es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Puede ser en forma de muertito de Pátzcuaro o de domo redondo, adornado con formas de huesos en alusión a la cruz, espolvoreado con azúcar y hecho con anís.”  

El mejor Pan de muerto es el que a ti más te guste

El clásico Pan de Muerto nunca pasa de moda, porque siempre será el más apetecido y querido por todos. Para saber si está bien preparado, solo basta con tocarlo y sentir su textura esponjosa, checar que los huesos que adornan su superficie estén firmes y crujientes; que tenga la forma característica de un cráneo, que mantengan un balance entre el cítrico de la naranja y el perfume del azahar y, claro, su excelente relación calidad-precio. Sin embargo, hoy los puedes encontrar con relleno de nata, cajeta, chocolate, frutos secos, helado, Gansito, fresas con crema, mole, mermelada y hasta con tocino, tanto de formas humanas como de animales. El portal www.mexicodesconocido.com.mx comenta que “tiene muy variadas formas, desde la de un cuerpo humano o huesos, hasta la de una especie de montaña salpicada de ajonjolí, azúcar y grageas, adornadas con bolas del mismo pan”. aunque existen muchas listas circulando por Internet que postulan los mejores panes de muerto del año en CDMX, decidimos recopilar especialmente para ti nuestro propio Top, de acuerdo con el lugar en donde los puedes encontrar, la colonia en la que te encuentras y el estilo que más se adapte a tu gusto.  

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Los cuatro artesanales

1. Rosetta ¿Dónde? En Roma y Juárez Delicioso y esponjoso, no te lo puedes perder, además de que al agua de azahar le han agregado un toque perfumado de romero. El acompañamiento perfecto será un chocolate de Yucatán. Si piensas hacer un evento y pedir varios, recuerda hacer el pedido con un día de antelación. Dirección: Colima 179, Colonia Roma o Havre 76 Colonia Juárez 2. Forte Café ¿Dónde? En Roma Norte En Forte encontrarás el más tradicional de todos, que te recordará al pan que tu abuela o que tu madre hacían en casa. El uso de mantequilla en justa medida, de flor de azahar al nivel que se debe y de levadura fresca, lo convierte en un pan increíble que debes probar este año. Dirección: Querétaro 116, Colonia Roma Norte 3. Delirio ¿Dónde? En Roma Norte Si quieres clasificar para probar este pan tradicional con un toque de naranja, precisas llegar bien temprano. Deléitate también con sus panes rellenos de chocolate, avellana y té matcha. Dirección: Avenida Monterrey 116-B esquina Álvaro Obregón, Colonia Roma 4. Da Silva ¿Dónde? En Polanco El monumental Pan de Muerto relleno con crema de chantilly y vainilla de Papantla se toma las calles de Polanquito, aunque también encontrarás la versión clásica azucarada. Dirección: Oscar Wilde 12, Colonia Polanco El de hotel, Amado ¿Dónde? En Polanco En el hotel Hyatt Regency se encuentra la pastelería Amado. Para elaborar su Pan de Muerto artesanal utilizan esencias de canela, naranja o azahar, en tanto que lo rellenan de nata, dulce de leche y crema pastelera, de acuerdo con el portal gastronómico www.gourmetdemexico.com.mx Dirección: Campos Elíseos 204, Colonia Polanco El de supermercado Superama Increíble pero cierto: el pan de muerto de Superama es uno de los más famosos de CDMX y quizás el de mejor relación calidad precio. Los encontrarás en su versión mini (12 unidades), rellenos de nata, el paquete tradicional de seis piezas, con crema de avellana, Premium azahar y con chocolate de Oaxaca. www.superama.com.mx  

Los de panadería clásica

La Esperanza Paséate por esta espectacular panadería para que se te antojen todos sus productos, pero, principalmente, no olvides llevarte tu Pan de Muerto relleno de mermelada de calabaza, con queso crema y pepita garapiñada decorado con amaranto; o el relleno de queso crema con chispas de chocolate. El Globo Esta icónica panadería y repostería con más de 130 años de tradición te ofrece este año Pan de Muerto con chispas de chocolate, y de cidra. También los encontrarás rellenos de crema de nuez, de nata y el tradicional de naranja. Tal y como dice su slogan este año: “Pruébalos antes de que te nos vayas”.  

La mejor receta de Pan de Muerto es…

Este año, queremos compartir contigo la receta tradicional de Pan de Muerto, ¿y quién mejor que la aclamada chef pastelera mexicana Paulina Abascal para deleitarnos con la fórmula de este exquisito manjar? La receta la podrás encontrar en el Larousse de los Postres y cuenta con una breve introducción, lista de ingredientes, preparación y decoración.

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  “¡Pan bendito que hasta la muerte me has de acompañar!” “Por valiente el panadero y por andar de bribón, junto al bizcochero tristes calaveras son… lo mismo es el dulcero y el que vende macarrón, uno y otro panadero, calaveras del montón.” En la historia… El trigo en América sirvió, en algunos casos, para convertir al cristianismo a los antiguos mesoamericanos. El pan festivo presenta al muerto con cabeza y huesos, impregnado con aroma de azahar.   Ingredientes para 10 panes 1 cucharada de levadura en polvo (10 g) 1 cucharada de harina (10 g) + 4 ¾ tazas (670 g) ½ taza de agua tibia (120 ml) ½ taza de azúcar (100 g) 1 cucharada de agua de azahar (15 ml) 1 cucharadita de sal (4 g) ½ taza de leche (120 ml) 3 huevos (150 g) 3 yemas (60 g) ⅔ de taza de mantequilla (133 g) a temperatura ambiente, cortada en cubos 1 huevo (50 g) batido con 1 cucharada (15 ml) de agua Decoración ¼ de taza de mantequilla (50 g) a temperatura ambiente 1 taza de azúcar rosa (200 g) Preparación

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Combina la levadura con la cucharada de harina y el agua tibia. Déjala reposar durante 10 minutos o hasta que esté espumosa. Coloca la harina restante, el azúcar, el agua de azahar, la sal y la leche en la batidora eléctrica con gancho para pan. Amasa hasta que se integren los ingredientes y añade los huevos y las yemas. Continúa trabajando hasta tener una masa lisa, aproximadamente 10 minutos. Incorpora la mezcla de levadura y amasa hasta que se forme una bola lisa, suave y flexible. Agrega la mantequilla gradualmente, amasando para que se integre. (Si la mantequilla está firme, suavízala para que tenga consistencia similar a la de la masa del pan.) Coloca la masa en un tazón y cúbrelo con un trapo húmedo; déjalo reposar a temperatura ambiente hasta que duplique su volumen, alrededor de 2 horas. Poncha la masa y amásala ligeramente. Toma ⅔ de la masa y forma una bola doblándola hacia abajo sobre sí misma. Colócala en la charola. Forma las canillas con el resto de la masa y pégalas a la bola de masa con el huevo con agua. Cubre el pan y déjalo crecer al doble del tamaño. Barnízalo con el huevo batido con agua y hornéalo a 180 ºC durante 25 minutos o hasta que esté dorado. Al sacar el pan de horno, úntalo con mantequilla y espolvoréalo con el azúcar.

Bibliografía

* La muerte vista por el mexicano de hoy de Luis Alberto Vargas G. Disponible en: https://www.jstor.org/stable/24317044?seq=1#page_scan_tab_contents